martes, 25 de noviembre de 2008

Graffiti, la máxima expresión del arte urbano


El graffiti, que comenzó como un movimiento urbano de protesta política y social, se ha convertido en la actualidad en toda una corriente artística y es protagonista de multitud de museos y galerías de arte.
El término graffiti se emplea para designar a aquellos dibujos e inscripciones, generalmente pintadas en las paredes de las calles, que tienen cierta carga crítica social y que sirven de forma de expresión de los artistas urbanos. Actualmente, es considerado una forma de arte independiente y su popularidad e importancia crece de forma continuada.
Los graffitis tienen su origen en el movimiento urbano que se desarrolló en el Nueva York de los años 60. La situación que vivía el mundo en aquella época generó la aparición de un grupo de jóvenes artistas que ansiaban la revolución y el cambio social. Y qué mejor forma de hacer un llamamiento a la sociedad que a través de las paredes y muros de las ciudades.
Muchos han sido los que han reconocido que el graffiti es todo un movimiento artístico. Y es que, a día de hoy, los cuadros callejeros pueden admirarse en todo el mundo.

Bansky, dueño de las paredes del mundo
Bansky es el máximo exponente del arte graffiti. Se cree que comenzó a especializarse en pintadas callejeras en los años 80, aunque no se sabe nada de él a ciencia cierta. Sus obras, sátiras sobre la política y la sociedad global, se han hecho famosas en todo el mundo y han llegado a ser expuestas en diferentes museos de forma clandestina. Así, se han podido observar pinturas de este artista en museos como la TATE Modern de Londres o el MOMA de Nueva York. El graffitero ha publicado varios libros con fotografías de sus obras y con textos tan controvertidos como sus pintadas.
Sus mensajes revolucionarios son un intento para crear un discurso crítico y movilizar un cambio social. A través de sus trabajos, Bansky ha atacado a la policía británica, a la política estadounidense, ha condenado rotundamente la guerra y cualquier práctica que implique violencia y privación de la libertad. Una muestra de esto son los murales que pintó sobre el Muro de Cisjordania, construido por Israel en la Palestina ocupada. Sin embargo, ha sido criticado en numerosas ocasiones por trabajar para grandes empresas (como la MTV) cuando uno de sus dogmas es el de proteger al mundo frente al capitalismo.

Graffitis en Berlín
Berlín, capital del arte urbano y callejero, acoge en sus paredes multitud de graffitis que son considerados auténticas obras de arte. Gracias a esto, se ha ganado el título de la ciudad más colorida del mundo.
Los dibujos e inscripciones pintados en el muro que separó la Alemania Occidental de la Oriental durante más de 20 años se han convertido en un icono y en un vestigio mudo del turbulento pasado que vivió la ciudad. Berlín se presenta como un enorme cuadro y son muchos los colectivos de autores que se han trasladado aquí para expresar sus inquietudes artísticas y culturales.

¿Arte o vandalismo?
No son pocos los que consideran que los graffitis son una muestra más del vandalismo callejero del que son víctimas muchas ciudades. No obstante, sería necesario establecer una distinción entre aquellos grupos que decoran paredes con sus obras y aquellos que destrozan propiedades ajenas con botes de pintura.
Si bien es cierto que el graffiti es una práctica ilegal en multitud de países, también es verdad que podría ser visto como una forma de expresión artística y que cabría la posibilidad de reservar ciertos muros para que fueran utilizados por los pintores urbanos.
Lo que sí está claro es que entre los graffiteros se encuentran verdaderos maestros del spray y que algunas de sus pinturas deberían ser conservadas como auténticas piezas de arte.

martes, 18 de noviembre de 2008

Barceló convierte la nueva cúpula del Palacio de la ONU en un lienzo



Tras casi dos años de trabajo, el pasado día 18 de noviembre se inauguró la nueva cúpula del Palacio de la ONU en Ginebra, obra del artista Miquel Barceló. La apertura de la sala ha contado con la presencia de los reyes de España y el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon.

España, octavo contribuyente de la ONU, asumió la rehabilitación de la Sala de los Derecho Humanos y de la Alianza de las Civilizaciones del Palacio de las Naciones de Ginebra. La renovación de la cúpula fue encargada al pintor mallorquín Miquel Barceló, que ha necesitado unos 35.000 kilos de pintura y casi dos años de trabajo para terminar su obra. El resultado final ha sido un cielo de estalactitas de colores que, según ha explicado el propio autor, “parece que saltan a los ojos del espectador”.

El trabajo del artista se ha visto envuelto en la polémica porque, de los 20 millones de euros que ha costado su creación, 500.000 euros han sido obtenidos del Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD).

Al evento acudieron, además de las personalidades anteriormente mencionadas, José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Ángel Moratinos, el director general de la Oficina de Naciones Unidas en Ginebra, Sergei Ordzhonikidze y el presidente de la Confederación Suiza, Pascal Couchepin.

Barceló, quien escribió un poema para la ocasión, leyó su texto en francés, en catalán y en español. La traducción fue simultánea, con excepción del catalán, ya que no había traductor que lo hablase.


Un día de gran calor en pleno Sahel recuerdo con
la vividez de los espejismos la imagen del mundo
goteando hacia el cielo. Árboles, dunas, asnos,
gentes multicolores… Escurriéndose gota a gota.
consumiéndose también.

Todo esto puedo al revés es un mar, pero también
es una cueva: La unión absoluta de contrarios: La
superficie oceánica de la tierra y sus oquedades
más escondidas.

En este mar agitado cabe suponer varios niveles:
El fondo de este mar y sus moradores policromos
El plano del agua
La espuma blanca de las mimas aguas revueltas en
marejada
Y, al final el reflejo. Lo que refleja este mar: Lo que
está debajo: Nosotros

Miquel Barceló


viernes, 14 de noviembre de 2008

Gallo. Interior de una revista


La Residencia de Estudiantes de Madrid presenta una exposición sobre Gallo, la revista cultural que impulsó Federico García Lorca y que supuso un hito en la historia del periodismo comprometido y revolucionario.

La historia de la revista Gallo se remonta a 1926, año en el que se inauguró el Ateneo de Granada como una alternativa modernizadora y liberal al antiguo Centro Artístico. La visión esperanzada de la cultura que tenía la ciudad atrajo a un grupo de jóvenes artistas que compartían inquietudes literarias y un profundo deseo de cambiar el mundo. Entre ellos se encontraban Enrique Gómez Arboleya y Manuel López Banús, que simpatizaron inmediatamente con Federico García Lorca y con algunos miembros de la tertulia de “El Rinconcillo”, celebrada en el Café Alameda en los primeros años veinte.

Entre todos decidieron crear una revista que reflejase su forma de ver y de pensar, que funcionase como órgano de expresión para defender sus ideas y para dar a conocer sus trabajos. Así, el 9 de marzo de 1928, apareció Gallo, cuyo membrete estaba dibujado por Salvador Dalí y caligrafiado por García Lorca. El primer número recogió textos de Jorge Guillén, Melchor Fernández Almagro, José Bergamín, Dalí, Manuel López Banús, Enrique Gómez Arboleya y, como no, del propio Lorca.

El segundo número de la revista abrió con el “Manifiesto Antiartístico” (el Manifest Groc), firmado por Salvador Dalí, Sebastià Gasch y Lluís Montanyà. Esta declaración de principios defendía el “antiarte”, es decir, el arte industrial, estandarizado, la poética de la modernidad, frente a la concepción tradicional de lo bello y lo artístico. Algunos de los colaboradores de Gallo, como Pedro Salinas, se sintieron molestos por el artículo y el clima de amistad y apoyo que se había respirado hasta entonces se enrareció.

No se llegó a publicar un tercer número de la revista, aunque Gallo continuó durante algún tiempo su andadura. La manera de pensar del grupo granadino, sus ideas innovadoras y su defensa del arte y la literatura nunca llegaron a desaparecer.

Los manuscritos que el grupo de pintores y escritores se enviaron durante esta época de lucha pacífica y defensa de los ideales de la cultura, se muestran hoy en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Asimismo, pueden verse fotografías de la pandilla y documentación diversa sobre Gallo, procedente de diferentes colecciones públicas y privadas. La exposición, organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y el Patronato de la Alhambra y Generalife, se exhibirá hasta el 30 de noviembre.

martes, 4 de noviembre de 2008

Obras Maestras del Museo de Montserrat


El Palacio del Marqués de Salamanca de Madrid abre sus puertas para mostrar “Obras Maestras del Museo de Montserrat. De Caravaggio a Picasso”, una exposición formada por 101 obras de arte que ofrecen un recorrido histórico desde el Renacimiento a las Vanguardias artísticas del siglo XX.


La sala BBVA, situada en el madrileño Paseo de Recoletos, recoge esta muestra, cedida por el Museo de Montserrat y cuyo núcleo principal es la escuela catalana de los siglos XIX y XX. El museo, que contiene actualmente más de 1.600 piezas, ha querido dar a conocer algunas de las obras maestras que acoge en su interior con el objetivo de que la abadía de Montserrat esté presente en el panorama cultural español.

La Pinacoteca de Monserrat, germen del actual museo, comenzó a cobrar trascendencia en los años ochenta, cuando, gracias a numerosas donaciones particulares, reunió una importante colección de pintura ochocentista, modernista y noucentista.
Fue fundamental el legado que el arquitecto Xavier Busquets concedió a la institución: varias pinturas de las vanguardias históricas europeas, así como un conjunto de cuadros impresionistas, entre los que destacan dos obras de Claude Monet y un paisaje de Alfred Sisley.

Estas pinturas, junto con otras pertenecientes al primer Renacimiento, cuadros de la escuela catalana, cuatro obras de Picasso y tres de Dalí, reposan en las paredes del Palacio del Marqués de Salamanca esperando a ser visitadas.
Entre las piezas renacentistas destaca el San Jerónimo Penitente de Caravaggio, recientemente restaurado por el Museo del Prado y de las obras catalanas, muy presentes en la muestra, sobresalen el Café de los Incoherentes, de Santiago Rusiñol y Madelaine, de Ramón Casas.

Una colección sorprendente que puede ser visitada hasta el 7 de diciembre.